
Para mañana veinte de diciembre está convocada una gran movilización a Plaza de Mayo convocada por la Unidad Piquetera y un arco de organizaciones políticas, sindicales, de derechos humanos, jubilados etc. Esta convocatoria se realiza todos los años en conmemoración de las jornadas de 2002, pero este año tiene un matiz especial a consecuencia de las medidas anunciadas por el nuevo gobierno de Javier Milei.

Entre las medidas anunciadas, algunas ya aplicadas, figuran una devaluación del peso del 118% (transferencia de fondos desde los pobres hacia los ricos); la reducción de los fondos de Coparticipación Federal a las provincias, (pone el peligro el cobro de aguinaldo de varias provincias); fin de las obras públicas (reducción de obras de infraestructuras, desocupación etc.); estatización de deuda de algunas empresas privadas (Bopreal) por parte del Banco Central (BCRA); reducción de subsidios al transporte (suba de pasajes) y un largo etc.
Un saqueo fenomenal

Todas estas medidas, más muchas que están en camino, por un lado son inéditas en su magnitud; casi imprescindibles para las tomas de ganancias de un capitalismo en crisis y, por otro lado, son medidas que pone a prueba la capacidad de resistencia del pueblo argentino. Lo que vendría a ser también un experimento para aplicarlo o no en otro país del planeta.
Vienen por todo
Sería inocente pensar que el gran capital pretenda implementar todas estas medidas únicamente con las herramientas que les da el marco legal de esta democracia para ricos. Las palabras de los funcionarios encargados de la seguridad del gobierno de Javier Milei hacen encender las alertas. Por su lado, Patricia Bullrich, ministra de seguridad, habló de integrar a las FFAA como «apoyo logístico en el Plan Bandera para combatir el narcotráfico en Rosario.

Luis Petri, ministro de Defensa de la Nación, por su parte llamó a la reconciliación con las FFAA argumentando que ya no son las mismas fuerzas represivas que protagonizaron la última dictadura militar.
Los detentores del poder capitalista no defienden los intereses del pueblo. Así como «la gente de bien», para ellos, no somos los trabadores/as sino ellos mismos, así entonces las FFAA no defienden los intereses del pueblo, sino las tasas de ganancias del gran capital y sus administradores como el gobierno de Milei y los que estuvieron antes de él. ¡Atención pueblo! Nada de «reconciliación».
Todos unidos
Con este escueto panorama se desprende que tenemos que buscar la mas amplia unidad para derrotar a este gobierno. Todos los sectores obreros y populares estamos afectados. Jubilados, feminismo, trabajadores, comerciantes, juventudes tenemos afectados nuestros derechos y futuro con el gobierno de Milei. La convocatoria principal para este veinte de diciembre es una marcha de Congreso a Plaza de Mayo, pero hay muchísimas personas que desearían participar de la jornada y no están en condiciones de poder acercarse hasta los lugares de mayor concentración. Teniendo en cuenta que en año 2002 la unidad de «piquetes y cacerolas» fueron los que destituyeron al gobierno De la Rúa-Cavallo, esta unidad debe repetirse y ampliarse si se quiere derrotar a este gobierno más débil, pero más dañino. Las plazas, avenidas y esquinas de todo el país debe estar abiertas a recibir a las personas que quieran golpear sus cacerolas, exhibir sus pancartas, cantar o aplaudir.

Lo mismo en las fábricas. Teniendo en cuenta que los dirigentes sindicales de la CGT, en su gran mayoría son empresarios, las asambleas y los paros tienen que estar en la agenda de mañana para los/ as activistas que buscan una nueva dirección para sus sindicatos.
De esta gran unidad también se puede abrir un camino de retorno a aquellas personas que votaron a Milei y se sienten engañadas. No se es «imbécil»» por haberse equivocado, sí si se mantiene en el mismo error a pesar de todas las evidencias.

Esperemos que la jornada de mañana sea masiva, los/as dirigentes que llaman a marchar a Plaza de Mayo todavía tienen tiempo de ampliar la convocatoria.
¿Y la Salida?
Si se tuviera el diario de pasado mañana la respuesta sería más fácil, pero aún sin esos títulos se puede ver que el capitalismo está muy en crisis y que puede tratarse de una crisis terminal. Sin tener seguridad de ello, lo cierto es que lo que nos está hundiendo es un sistema individualista y se debe empezar a pensar en una salida colectiva.

El resultado de la jornada de lucha de mañana puede llegar a ser una bisagra entre un sistema viejo que trata de salvarse a costa de nuestra explotación y otro superior que actúe en el sentido de que, para que no haya mas gente pobre, no tiene que haber gente rica.
Antonio de Radio Nehuén.





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